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La Escuela Hogar Nuestra Señora de los Dolores, residencia escolar popularmente conocida en Alburquerque como «el colegio de las monjas», tiene los días contados. Todo indica que al finalizar el curso académico 2023/2024 cerrará sus puertas, si nadie lo impide, este centro que en los últimos años ha ofrecido 35 plazas de categoría mixta. Los motivos que se esgrimen desde la Consejería de Educación para tomar esta decisión son, por un lado la falta de alumnos, y por otro, la próxima jubilación de las religiosas de la Congregación Hijas de la Virgen de los Dolores, quienes regentan y de alguna manera sustentan este servicio educativo. En la actualidad la EH cuenta con siete alumnos residentes, tres educadoras y tres religiosas, cuando en la década de los 70 del siglo pasado llegó a contar con 125 alumnos y 7 monjas.
El alcalde, Manuel Gutiérrez, se interesaba por este tema que fue abordado en la reunión mantenida la semana pasada en Educación, siendo informado de los problemas que acechan a las residencias escolares extremeñas, no solo a la de Alburquerque, y la falta de soluciones para su viabilidad en varios casos, incluido el de la EH Nuestra Señora de los Dolores.
Alburquerque cuenta desde 1967 con este servicio educativo complementario, facilitando el acceso a las enseñanzas obligatorias y postobligatorias a aquel alumnado que debe escolarizarse en localidades distintas a las de su domicilio habitual, así como a aquel que, en razón de circunstancias excepcionales, deba utilizar el servicio de residencia como medida para asegurar una adecuada respuesta educativa que no puede recibir en el centro educativo de su residencia habitual. Casi 60 años donde los niños y niñas que lo han necesitado han encontrado un espacio de convivencia, de crecimiento, de aprendizaje, de socialización, de valoración personal y descubrimiento del mundo, lo más parecido posible a un entorno familiar, favoreciendo la equidad educativa entre el alumnado que lo ha necesitado.
Aunque en un principio se tratase de alumnado procedente de fincas rústicas del entorno, posteriormente y en muchos casos ha procedido de familias extremeñas desestructuradas, y aquí se les ha ofrecido una oportunidad para un desarrollo integral de la persona que difícilmente hubieran encontrado en su lugar de origen.
La sociedad alburquerqueña se muestra contraria a la desaparición de este centro público ubicado en la calle Miguel Alcantú, 35. Según ha podido constatar Diario HOY, la población apuesta por preservar y garantizar su continuidad, apelando a las diferentes instituciones a su mantenimiento como recurso educativo, puesto que, además de su labor educativa, su desaparición ahondaría la despoblación de Alburquerque y la pérdida de puestos de trabajo.
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