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La cantaora Esther Merino Pilo (Badajoz, 1984), alburquerqueña por línea materna, interpretará una saeta dedicada a la patrona de Alburquerque, la Virgen de Carrión, este domingo, 4 de septiembre, tras acompañarla en procesión en el retorno de la imagen mariana al santuario de Carrión. Este gesto de agradecimiento a la Virgen llega en el mejor momento profesional de la cantaora de Gévora, tras tocar la gloria flamenca ganando el pasado 7 de agosto la Lámpara del Cante de las Minas de La Unión (Murcia), el «padre de todos los premios», según la propia Merino, una habitual del concurso en los últimos años, que por fin ha logrado, y que va acompañado de un total de 25.500 euros al haber logrado también los primeros premios por minera, cartageneras, por tarantas y por soleás. Desde muy pequeña, y de la mano de un buen aficionado al flamenco como es su padre, mostró inquietud por el cante, subiéndose a los escenarios desde los 16 años. Esa primera actuación ante el público fue en Alburquerque, algo que ella recuerda, porque Esther no olvida nunca sus orígenes, y por ellos le preguntamos.
-Tu primera actuación fue en Alburquerque cuando tenías tan solo 16 años, ¿Qué recuerdas?
-Estaba super nerviosa y con mucha ilusión. Fue muy especial además porque me acompañaba mi familia y mis amigos. Un día de los que no se olvidan
- ¿Qué significa para ti la Virgen de Carrión a la que has demostrado tener mucha devoción?
- Para mi es un apoyo muy grande que tengo ahí, y todo gracias al cariño que me ha inculcado hacia ella mi abuela. Siempre llevo colgada a la Virgen, con su foto en la cartera y en todas las maletas. Cuando puedo voy a darle las gracias a la ermita por todo lo que me está pasando, por eso ahora quiero disfrutar una vez más de ella y cantarle el domingo una saeta con letra dedicada, para agradecérselo.
Esther vuelve a Alburquerque donde no es raro verla cantar saetas en la Semana Santa, y donde fue pregonera en las fiestas patronales en septiembre de 2008. Con aquel pregón encandiló a sus paisanos al intercalar algunos cantes con los recuerdos del pueblo donde pasó parte de su infancia. Ahora regresa, una vez más, pero con la Lámpara Minera debajo del brazo, «con lo máximo a lo que aspira una cantaora».
- ¿Cómo viviste el momento en que oiste tu nombre como ganadora de la Lámpara Minera?
-Es algo que, como el parto de mis dos hijos, no olvidaré nunca, porque se trata de todo un reconocimiento a tantos años de entrega y lucha. Es el mayor galardón que un cantaor de flamenco puede conseguir, pero esta vez iba a disfrutar cantando, no a competir, y por ello me sentí tranquila y todo salió bien y, tras festejarlo con mi guitarrista, Rosendo Fernández, con el que he logrado un feeling muy especial, y con mi gente, el premio se vino conmigo a Extremadura.
Se trata de un reconocimiento que sin duda le abrirá más puertas y le llevará «a más festivales y peñas, y a escenarios más allá de España». Esther Merino considera que la «experiencia» adquirida, tras «años de escenarios», ha sido determinante «a la hora de coger las tablas y tranquilidad» determinantes para lograr este triunfo.
-¿Qué supone este premio para ti y para tu carrera?
-Supone un gran cambio, ya están saliendo muchas actuaciones por toda España y en el extranjero, con distintos festivales el próximo año. Me tengo que volcar con todo esto a base de mucha preparación y dedicación, además de atender a los medios de comunicación, porque esto ha supuesto un 'boom'. Afortunadamente cuento con mi hermana Lidya, mi manager, y con todo el apoyo de mi marido, aunque tendré que reforzarlo.
- ¿Cómo vas a compaginar todo lo que se viene, con tu trabajo de auxiliar de enfermería y con la familia?
- Es tiempo de preparación, de estudio, de estar fuera de casa. por lo que he pedido una excedencia a partir de este mes de septiembre. Ahora voy a dedicarme al cien por cien al flamenco, pero debo decir que para llegar aquí estoy muy agradecida al apoyo que he recibido del hospital y de mis compañeros, que me han ayudado tanto a conseguir mi sueño.
- Tu larga trayectoria de actuaciones, y de reconocimientos, no sería posible sin el periodo de aprendizaje que iniciabas con 18 años en Sevilla, tras ser becada por la Diputación de Badajoz.
-Todo necesita una preparación y una disciplina. Allí conté con un logopeda y estudié la historia del flamenco. Además aprendí mucho de las experiencias, de mis compañeros, de las vivencias.
- Una buena cantaora nace o se hace?
- Es necesario hacerse, aunque tengas buenas cualidades, con dedicación. No se deja de aprender nunca porque en el flamenco hay muchos palos.
-¿Eres profeta en tu tierra?
- Sí, tanto en Alburquerque como en Gévora, donde doy clases de cante y donde he recibido ahora un homenaje y muchas felicitaciones por parte de todo el pueblo. Estoy recibiendo mucho cariño y yo soy agradecida. A la gente hay que darle lo que una recibe.
-Por último. Hablando del pasado y del presente del cante flamenco, ¿quienes son tus referentes?
-Carmen Linares, La Paquera de Jeréz, Camarón , El Turronero. Antonio Mairena, Fosforito, Chano Lobato...
- ¿Y qué piensas de las nuevas flamencas, de Solea Morente o Rocío Márquez y de muchos otros que fusionan el flamenco con otros estilos?
- Me gusta que aunque sus espectáculos no llevan los cantes ortodoxos flamencos, están atrayendo a los jóvenes al flamenco, los están acercando a este mundo, y es una buena forma de que el flamenco continúe.
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