

El hombre del Renacimiento, el estereotipo que de él ha llegado hasta nosotros, se caracterizó por su capacidad para la observación, las artes, la filosofía, los inventos. Este tratamiento se le confirió a Leonardo Da Vinci porque encarnaba el ideal de hombre renacentista: era artista, científico, inventor, anatomista, músico, poeta, ingeniero, arquitecto... La civilización ha evolucionado y en nuestro tiempo es más complicado encontrar a alguien que domine, que sea experto, en tantas disciplinas. Lo que sí se ha normalizado, afortunadamente, es que sea también la mujer quien llegue a controlar con solvencia multitud de tareas. Este es el caso de María Sáinz Martín (Alburquerque, 1953), médica, investigadora, docente, política y poeta.
María Sáinz es licenciada en Medicina y Cirugía por la Universidad Complutense de Madrid, pionera en Educación para la Salud desde la Medicina Preventiva en España, fundadora y presidenta de la Asociación de Educación para la Salud (ADEPS), ostentando el cargo de jefa del servicio de Educación para la Salud en el Ministerio de Sanidad y Consumo desde 1988 hasta 1992. Como mujer feminista y política ha formado parte de la Comisión ejecutiva del PSOE de Madrid, y ha pertenecido a diferentes asociaciones de marcado contenido social, participando y colaborando activamente como socia y en tareas ejecutivas.
La educación para la salud ha sido un campo en el que ha desarrollado parte de su etapa profesional activa, bien en el ejercicio de la medicina o en la docencia, y en su etapa de jubilada sigue inmersa en la divulgación de normas, comportamientos y actitudes saludables que inciden en el bienestar de la población, dando conferencias o realizando encuentros con profesionales de la salud en diferentes puntos del estado español. Ha ejercido la medicina en el Hospital Clínico San Carlos de Madrid, donde fue creadora y responsable de la Unidad de Educación para la Salud del Servicio de Medicina Preventiva.
Profesora asociada de la Facultad de Medicina en la Complutense, son incontables los reconocimientos y premios que ha obtenido en su trayectoria, entre otros el Premio a la Mujer Europea del Año 2016. María Sáinz ha desarrollado su actividad profesional y vital con el sello del compromiso social en todos sus campos, ya sea en el sanitario, en el docente, como divulgadora de la educación en la salud, la política, el feminismo, el asociacionismo o la escritura. En calidad de investigadora, ha sido directora y coordinadora en numerosos programas, mientras que su obra literaria abarca desde el campo de la salud a la poesía. Recientemente fue presentada una de sus obras en el Instituto Cervantes.
Un bagaje del que hace gala con orgullo, también como mujer y alburquerqueña, la menor de nueve hermanos que crecían en la calle «Calzá», a la sombra de su distinguido padre, el médico forense, Francisco Sáinz Roldán.
-Sobre esa etapa primigenia conservas con afecto infinidad de recuerdos
-Son mis raíces, y como docente siempre insisto en las raíces que hacen posible un árbol fuerte que después permita que crezcan ramas y flores, nuestras diferentes etapas vitales. Siempre hago gala de mi patria chica, Alburquerque, aunque no voy todo lo que quisiera al no disponer de casa propia en el pueblo, pero sigo la actualidad de Alburquerque, de sus festejos, pero también de sus problemas.
De mis años en el pueblo conservo muchos recuerdos: jugando en mi calle, a mi padre con su maletín atendiendo a la gente necesitada. Yo estudié medicina por admiración a mi padre, y lo recuerdo, entre otras cosas, como un gran lector y con su consulta en casa. Pero no olvidó tampoco el legado heredado de mi madre, una mujer con una capacidad creativa y artística impresionante. También recuerdo la tienda de alimentación y comercio que tuvimos. Después nos fuimos cuando yo tenía 13 años, mi padre tuvo que dejar Alburquerque cuando el pueblo bajó de categoría judicial al perder población, y tuvo que seguir como médico-forense en otro lugar, y nos fuimos a Morón de la Frontera. Todavía estando en Alburquerque estudié en Badajoz, después en Morón, y empecé medicina en Sevilla para terminar la carrera en Madrid.
-¿Qué opinas de la difícil situación que atraviesa Alburquerque, el ayuntamiento?
-Me da mucha pena y tristeza que el pueblo esté sufriendo las consecuencias de una gestión inapropiada, porque no ha habido una buena gestión de los recursos públicos. se ha gestionado demasiado rápido. Hace unos años me sorprendió leer un titular que decía que en Alburquerque no había paro, pero después cuando pasee por sus calles y por Las Laderas pude comprobar con tristeza el estado en que se encontraba ese patrimonio.
-¿Cómo encuentras hoy en día a tu tierra?
-Extremadura ha cambiado mucho. Cuando voy me encuentro a una Badajoz que ha cambiado mucho y para bien, ahora es una ciudad moderna, industrial.
- Resulta curioso que después de tantos años fuera de Extremadura conserves en parte el acento, nuestra habla.
- Cuando alguien hace referencia a ello, siempre contesto con un «a mucha honra».
-Háblanos de tu trayectoria ideológica y política.
-Soy militante socialista desde 1985 porque mi manera de entender el mundo es luchar por la justa distribución de la riqueza, contra las diferencias sociales que viví de pequeña en el pueblo, la lucha de clases que se observaba en la plaza, eran diferencias extremas. Esa percepción de las diferencias de clases se multiplicó en Morón, y cada vez tuve más clara mi forma de interpretar la vida, de fijar la ideología.
En el PSOE he ostentado distintos cargos orgánicos y presencia en candidaturas, las últimas en el puesto 18 al Congreso por Madrid y en el 23 a la Asamblea de Madrid.
-¿Qué momentos consideras claves en tu trayectoria vital?
-En el instituto Bárbara de Braganza de Badajoz recibí el empuje hacia el mundo literario, poético. Después en Morón tuve claro que estudiaría medicina y también, como antes decía, mi forma de interpretar la vida, de fijar la ideología. Ya en Sevilla llega la parte más revolucionaria e ideológica. Eran finales de los 60-principios de los 70 cuando conocí a Alfonso Guerra y al teatro. Sevilla, una ciudad muy viva, me descubrió otro mundo, un pensamiento de apertura y el deseo de vivir en una democracia. Ahí se despertó definitivamente mi vocación política, e incluso estuve detenida por ello. Después del primer año de medicina en Sevilla me casé, joven, con 20 años, y nos vinimos a Madrid para vivir en la clandestinidad, luchando contra las injusticias sociales, porque no podía entender las dificultades que tenían algunas personas por el hecho de nacer en familias con pocos recursos.
-Tu faceta literaria.
Me gustó siempre el mundo del arte y de la creatividad, la poesía, algo que me ha servido de desagüe de situaciones que no se soportan, injustas. Como forma de expresarme, de provocación, para seguir peleando y a la vez disfrutando de la vida.
-El papel de la investigación.
Gracias, entre otros, a la investigadora Margarita Salas, y al profesor y por aquel entonces Director General de la Unesco, Federico Mayor Zaragoza, que me estimularon a que siguiera insistiendo en el campo de la medicina preventiva, por los estilos de vida saludables, perseveré en ello, investigando, promoviendo la salud, los comportamientos y hábitos saludables. Y todo en un mundo que era un páramo en este campo, donde debíamos demostrar constantemente a las autoridades su importancia, que no hablábamos de enfermedad, sino de estilos de vida para prevenirla. Sigo trabajando en ello.
-¿Cómo consigues conciliar, compaginar tantas cosas?
-En parte lo debo a la educación recibida de mis padres, por lo que soy muy disciplinada, programo muy bien la gestión del tiempo. En casa, hasta en verano teníamos tareas y eso es una impronta que te facilita compaginar lo familiar con lo profesional. Gracias a ello llegué a ser jefa de servició en el Hospital San Carlos y ejerzo como profesora emérita en la Complutense, porque soy ambiciosa, algo que intento transmitir a las niñas, a las que les digo que peleen por lo que desean.
Orgullosa puede mostrarse gracias a este extenso currículum, y por aparecer en él como fundadora de organizaciones pioneras en España en la medicina preventiva, en la educación para la salud. Puede hacer gala de ser una mujer inquieta, emprendedora, generosa, comprometida, familiar, imaginativa, feminista, trabajadora y con una gran calidad humana. Estos son algunos rasgos de la Dra. María Sáinz, y así fue reconocida en 2018 por sus compañeros del Hospital Clínico San Carlos cuando la homenajearon en agradecimiento a toda una vida dedicada a la salud.
¿Esperas algún tipo de reconocimiento también desde Alburquerque por todo ello?
-Bueno, llevo a gala que fui pregonera de las fiestas de la Virgen de Carrión y, por supuesto, estaría encantada con tal de estar de nuevo en mi pueblo, con mi gente.
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