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Pablo Cordovilla
Viernes, 20 de diciembre 2024, 14:03
En la mañana del viernes, 20 de diciembre, se celebró en el salón de plenos del Ayuntamiento de Alburquerque la firma de hermanamiento entre las ciudades de Huajuapan de León, estado de Oaxaca (México), y Alburquerque.
Las máximas autoridades políticas de ambas ciudades, Luis de León Martínez Sánchez, presidente de Huajuapan de León, y Manuel Luis Gutiérrez Regalado, alcalde de Alburquerque, plasmaron sus firmas en la documentación oficial de un hermanamiento que surge a petición de la ciudad mexicana para «establecer lazos de relación permanente», y que cuenta, desde el pasado 27 de noviembre, con la aprobación por unanimidad de la Corporación Municipal de Alburquerque.
Fray Bernardo de Alburquerque
El principal lazo histórico entre ambas ciudades lo representa Bernardo de Alburquerque, un fraile dominico que llegó en el primer grupo de evangelizadores a la Nueva España, y luego comisionado a Oaxaca, Nació en Alburquerque en 1500 y falleció el 23 de julio de 1579 en la Ciudad de Oaxaca. Según algunos historiadores, el fraile no supo quiénes fueron sus padres, por eso se hizo llamar Alburquerque como su tierra natal; por la falta de recursos y porque era muy pobre, se cobijó en actividades religiosas y de evangelización.
Estudió Arte y Teología en la Universidad de Alcalá de Henares, y se doctoró en la Universidad de Salamanca. Después de pertenecer a varias órdenes religiosas, decidió enrolarse en las filas dominicas y, muy gustoso, lleno de vocación evangelizadora, dejando los lujos y comodidades, decidió viajar a la Nueva España. En 1555 en su paso por la ciudad de México, a la de Oaxaca, se detuvo a descansar en un valle de clima agradable en lo que calculó ser un cruce de
caminos entre la capital del virreinato y la capital de la provincia de Antequera y de los Puertos de Veracruz y Acapulco. Le sugirió al Virrey, Luis de Velasco, la necesidad de crear en dicho valle, conocido como de Guaxuapa, por estar poblado de huajes junto al río, un pueblo de españoles del que se carecía, lo que provocaba que los residentes en esa región molestaran a menudo a los aldeanos ubicados en las cimas de los cerros, atento a su vocación de defensor de los indios. El 11 de octubre de 1558, el Virrey siguiendo la sugerencia de Alburquerque, expidió mandato para que Fray Domingo de Santa María, Padre Provincial de los Dominicos, junto con el Licenciado Lorenzo Lebrón de Quiñonez hicieron la visita al lugar exacto señalado de Alburquerque, para establecer un centro apropiado, donde los españoles pudieran dedicarse al trabajo, y donde encontrasen «tranquilidad y respeto».
Una vez realizados los trámites legales y administrativos necesarios, se formalizó debidamente el hermanamiento permanente, «en orden a un mejor conocimiento, entendimiento, intercambio de experiencias y cooperación mutuas, desde la libertad y respeto a los derechos de los hombres y de los pueblos», concluye la documentación firmada.
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