La moción de cesura que forzó el cambio
Se cumple el primer aniversario del procedimiento que transformó el tablero político de Alburquerque
El pasado miércoles, 10 de mayo, se cumplió el primer aniversario de la moción de censura que puso fin a 27 años de vadillismo en Alburquerque. Manuel Gutiérrez Regalado (IPAL) se convirtió aquel día en alcalde, apeando del sillón a Marisa Murillo. El pacto IPAL-PSOE propició el cambio con Juan Carlos Prieto como primer alcalde. Gutiérrez ostentó el cargo durante ocho meses hasta su dimisión motivada por una sentencia firme del Tribunal Superior de Justicia de Extremadura (TSJEx) que le obligaba a tener que hacer frente de su propio patrimonio personal, en su condición de alcalde, a una multa coercitiva de 1.000 euros cada 20 días por un asunto urbanístico heredado de anteriores corporaciones. Prieto (PSOE) ocupa desde entonces el cargo.
La moción de censura fue la herramienta utilizada por la oposición, 4 ediles de IPAL y 3 del PSOE, contra los cinco del grupo no adscrito liderado por Murillo, al articularse una mayoría tras dimitir varios concejales del equipo de Murillo expulsados del PSOE. Una deuda galopante cifrada en unos 15 millones de euros, que triplicaba el presupuesto anual del Consistorio, las cuentas municipales prácticamente bloqueadas, y el episodio preocupante y mediático de los impagos a casi doscientos trabajadores municipales durante prácticamente todo el año 2021, terminaron por romper la paz social del pueblo.
Se cumple ahora un año de aquel pleno extraordinario que levantó tanta expectación, que contó con el salón abarrotado y la presencia de multitud de medios de comunicación. Marisa Murillo, en su calidad de alcaldesa, propuso, primero que se levantara la sesión, y después anunció que impugnaría ante la justicia una moción de censura que consideró ilegítima. Tras prosperar la moción de censura, los asistentes calificaron la jornada de «histórica».
Un año después
Gutiérrez y Prieto hacían balance en la emisora municipal (RCA) de lo acontecido desde aquel día, «que puso fin a la etapa más oscura de la democracia en Alburquerque», afirma el primero. Ambos coinciden en que en estos doce meses, el equipo de Gobierno en coalición ha conseguido que se vayan normalizando la relación con el resto de administraciones, los problemas de las deudas con los empleados públicos y proveedores, abriendo servicios cerrados, recuperando eventos deportivos y culturales, el arreglo de calles y jardines, o de parte de la maquinaria municipal, entre otros logros. En definitiva, « tras rectificar parte de los desmanes cometidos anteriormente, que se respire por fin un ambiente de libertad, tras un año muy positivo y en el que se ha demostrado que con la unión de las fuerzas políticas se puede gobernar y hacer las cosas con más lógica, trabajar bien teniendo en cuenta nuestras limitaciones», señala Gutiérrez, quien opina que las cosas van mejorando, «y a largo plazo se podrán ver mejor los frutos». Lamenta, no obstante, que la grave situación heredada condicionará al Ayuntamiento durante bastantes años. «Iremos pagando como podamos, pero la deuda limita el resto de inversiones, por lo que estamos condenados a entendernos IPAL, PSOE y PP para salir de este pozo, porque tenemos una papeleta que a ver cómo resolvemos». Con respecto al tándem Ángel Vadillo-Marisa Murillo, opina que ha sido derrotado antes de las elecciones, «porque no han conseguido sumar para articular una lista electoral».
Por su parte, Juan Carlos Prieto reconoce que han pasado muchas cosas positivas en este tiempo. «Hemos demostrado que este año de coalición ha sido fructífero, que con ganas, voluntad y optimismo se consiguen las cosas a pesar de encontrarnos un pueblo dividido». Destaca el apoyo recibido de diferentes administraciones a través de facilidades para acceder a las ayudas y fondos. En cuanto al futuro, se muestra optimista, «puesto que la parte más complicada está hecha: hemos devuelto subvenciones pendientes y pagado multas, y satisfecho pagos pendientes por valor de un millón de euros en los últimos 6 meses. Nos vamos poniendo al día con las administraciones, con la Seguridad Social y Hacienda, y tendremos que seguir trabajando para afrontar la deuda, que se reagrupe y salgan cuotas más pequeñas». Apela, asimismo, por la unidad de las formaciones. «La situación es anómala y las decisiones hay que tomarlas en consenso entre todos los grupos que salgan de las elecciones». Por último, reconoce que hubiera preferido que Vadillo se presentase a las elecciones para despejar las dudas de lo que quiere el electorado, pero opina que no la ha hecho, «porque sabía que iba a perder».
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